De la angustia a la izquierda lacaniana


Son muchos los libros, conferencias, coloquios, entrevistas que Jorge Alemán ha llevado a cabo desde el año 1976 que llegó a España, en concreto a Madrid. El título de mi intervención hace referencia a uno de sus primeros trabajos que empezaba con la formulación de Lacan “la angustia no es sin objeto” donde pretendía hacer un esfuerzo de dilucidación de esta frase enigmática e incluso oracular que Lacan pronunció en su Seminario X, La Angustia.

Lacan en este Seminario perfilará su concepción del objeto “a” y afirmará que la angustia como afecto, a diferencia de otros, no engaña con respecto a lo real. Podemos constatar el esfuerzo de Lacan en atrapar con la red de los significantes a la angustia y en su último capítulo admitir que lo simbólico no alcanza, que esta red está llena de agujeros por los que el pez se escapa. Con el objeto “a”, se ponía en cuestión una idea esencialista que haría posible una relación del sujeto con el objeto sin fisura, una relación sin esa ida y vuelta necesarias de alienación y separación que se produce en la construcción del fantasma para cada uno. También encontramos en este Seminario interesantes referencias a Heidegger que al parecer atraparon a Jorge Alemán, y que a veces solo y otras junto con su amigo Sergio Larriera indagó durante años. A partir de estas referencias Alemán desbrozó en sus libros lo que Lacan llamó antifilosofía y que Jacques Lacan en su seminario XXIII, El Sinthoma, culmina con un neologismo “folisofía” unión de la locura con la filosofía para encontrar una salida más digna al “logos”.

Desde ese momento y llevado por una causa que hunde sus raíces en la infancia, en la juventud y en la contingencia de su exilio, Alemán aborda hoy la cuestión del populismo y las lógicas emancipatorias en una conversación fundamentalmente sostenida con Laclau al que considera un “maestro”, no sin pasar por lo que vino a nombrar como “izquierda lacaniana”.

Me interesa subrayar que esta trayectoria no es la de un filósofo, a pesar de sus trabajos sobre Heidegger, la antifilosofía, etc., ni la de un politólogo, sino que todos estos análisis llevan la impronta de su encuentro con el psicoanálisis y de que sea un psicoanalista lacaniano. Psicoanalista no es una etiqueta teórica. El sujeto que se autoriza a nombrarse de esta manera mantiene una praxis sostenida en la palabra, en la orientación hacia lo real y en la transferencia absolutamente inédita antes de Freud.

Que sea un psicoanalista y no un filósofo o polítologo el que se atreve a hincar el diente a estas cuestiones a veces lleva a borrar este lugar desde donde Alemán habla, incluso por parte de los psicoanalistas.

Freud planteaba que las tres tareas educar, gobernar y psicoanalizar tienen el imposible como central. Esta afirmación no implica una inacción en estos campos, por el contrario pone en primer plano que el olvido de esta imposibilidad produce una sutura que lleva inevitablemente al ejercicio de un poder, a un intento de dominio que intenta cerrar la fractura del sujeto. Fractura que se puso sobre el tapete con la reformulación freudiana del inconsciente.

Es sobre este punto que Alemán trata de hacer evidente la diferencia entre este sujeto y la promoción de subjetividades y falsas identidades que el neoliberalismo intenta promover. Soy lo que escucho, soy lo que como, soy empresario de mí mismo, soy como gozo…son distintos slogans que vemos repetirse en los medios de comunicación como instrumento de este intento de cerrar una fractura inevitable.

Los seres que hablamos padecemos de una falta de identidad, de una vulnerabilidad y de una necesidad del Otro para nuestro sostén, que nos lleva a buscar en los rasgos de los otros y en su decir algo que nos unifique y nos sostenga. Cada uno trata de suturar esa falta que nos constituye, y así desconoce el goce singular y autístico que no podemos terminar de encontrar en ninguna de las ofertas del mercado.

Alemán ha realizado una gran labor para ahondar en esta hiancia y en lo incurable de cada uno, yendo contra la patologización de la vida y contra el intento de psicologizar el propio psicoanálisis.

El “hombre es un animal enfermo por la palabra”… No tenemos un saber sobre cómo “ser” y mucho menos aún cuando se trata del encuentro sexual, no tenemos el saber instintual que nos oriente. Las neurociencias pretenden ser “el nuevo saber instintual” por lo que están íntimamente anudadas al intento de animalización de los humanos desconociendo el descubrimiento freudiano que acabó con esta ilusión yoica. A cada patología su píldora… su objeto técnico, su aplicación, su coach, su psicólogo por chat… El capitalismo y el subdesarrollo van de la mano.

Alemán ha introducido una máxima que cada vez está más extendida, “las malas noticias que nos trae el psicoanálisis”, y una de ellas es esta: “no tenemos curación”. Dicen que la risa es algo que los humanos tienen diferente al animal y también la crueldad, la violencia refinada, la tendencia destructiva hacia uno mismo y hacia el semejante, en definitiva la pulsión de muerte anudada a la pulsión de vida, al erotismo.

Este anudamiento inevitable nos lleva a extraer una lección en relación con cualquier ideología, ideal o alternativa política, educativa o psicoanalítica. Pierdan la esperanza de que lograrán eliminar lo destructivo que albergamos en nuestra constitución. Ese ideal sería un intento más de anular el material del que estamos hechos.

Este desconocimiento hace que muchas propuestas políticas e ideológicas pequen de una ilusión engañosa y promuevan en los posibles votantes o ciudadanos, o bien una identificación, o bien un rechazo a las mismas… ¿cómo explicar que la gente vote por los políticos que van a ir contra sus propios intereses y al fin y al cabo contra su vida?

Si algo propone el proyecto neoliberal frente a este exceso es su gestión. Frente al posible caos del que todos tenemos noticia y que, a veces anhelamos y otras tememos, proponen “un falso orden”. Serán los guardianes de la aparente regulación del goce. Pero lo que nos encontramos es la corrupción que muestra el exceso en cada uno de los sujetos que son los agentes del sistema. Desde el que se lo gasta en figuras religiosas y visitas a prostíbulos, hasta el que se lo gasta en comida… etc. Como nos muestra Costa Gavras en su film el Capital, estamos en manos de “unos polimorfos perversos” que juegan como niños y que llevarán todo a la destrucción.

Lacan expresó lo subversivo de Freud con esta frase: “¿quién ha protestado como ese hombre de gabinete contra el acaparamiento del goce por aquellos que acumulan sobre los hombros de los demás las cargas de la necesidad?”… que mejor definición de la llamada “crisis” que venimos padeciendo desde el 2008! Como nos señala Alemán el capitalismo no padece crisis, pues en su movimiento circular, sintónico con el funcionamiento de la pulsión, no conoce el día o la noche. ¿No se tratará más bien de otra vuelta de tuerca para seguir con este “acaparamiento de goce”, que después de la segunda guerra mundial tuvieron que aligerar?... La gente, los ciudadanos de a pie tienen sobre sus hombros las cargas de la necesidad mientras ellos acaparan!… sueldos irrisorios para sostener la vida, falta de trabajo, falta de futuro para los jóvenes… etc.

Freud criticó su propia ilusión de que la racionalidad y las luces podrían domeñar la pulsión, el goce. Lacan toma este testigo y cuando nos habla de su enseñanza acude a la famosa frase de Goya “El sueño de la razón engendra monstruos”.

El populismo que J.A. se ha propuesto defender frente al intento de asimilarlo a los proyectos neofascistas actuales, señalando su afán emancipatorio, tiene varios problemas que afrontar teniendo en cuenta estas malas noticias. Si estas revelaciones caen en el olvido la política institucional se verá llevada a una repetición que siempre está al acecho.

La deriva hacia una pureza ideológica y cuasi kantiana tiene su reservo sádico y las buenas  intenciones y el bien que se pretende hacer pueden llevar a lo peor.
La diferencia entre la masa y lo común es una línea demasiado fina y siempre se puede borrar. Por ello, en “Soledad Común” Jorge nos muestra que los individuos en la masa se disuelven en la identificación fraterna que se sostiene siempre en el odio y que para lograr realizar algo en común con los otros que pueda salirse de esta lógica, solamente nos queda la soledad de lo más propio de nuestra existencia. Se trata de hacer comunidad con lo más sintomático y autístico de cada uno que no se sirve de la identificación sino de la diferencia. Esa diferencia que la existencia de la mujer en el mundo pone en primer término.

No habrá forma de hacer una política subversiva y que se salga de la repetición de la historia si no consideramos en que concepción del ser que habla nos sostenemos. Los proyectos emancipatorios que se presentan como alternativas nuevas para hacer con lo común, se sustentan “sin saberlo”, en la versión que la tecno-ciencia brazo del capitalismo tiene del ser que habla.

Alemán vuelve una y otra vez a recordarnos los tres atributos de este ser, abordado hasta ahora por la filosofía y que Lacan puso patas arriba poniendo el acento en que se trata del ser hablante, sexuado y mortal. Y que el anudamiento de estas características es lo que tiende a obviarse.

Como nos decía Freud en el “Porvenir de una Ilusión” una civilización que no puede construir algo mínimamente vivible en relación con las exigencias pulsionales, no merece permanecer. Cómo se puede vislumbrar en esta formulación se apuntaba muy alto en relación a la lógica colectiva pero, por otro lado, Freud no dejó muy claro si habría alguna alternativa a la masa. Lacan mostrando que se puede construir una lógica que no se sustente en el todo y la excepción, una lógica del no-todo, esa que agujerea este universal abrió una puerta que todavía está por realizarse y que Alemán junto con otros, como no puede ser de otra manera, tratamos de hacer avanzar.

Mercedes de Francisco

Publicado en el libro "Lacan en las lógicas de la emancipación en torno a los textos de Jorge Alemán". VV.AA. Editor: Timothy Appleton Editor: José Alberto Raymondi. Madrid 2018-03-01. ISBN 978849477302, el 22 de marzo de 2018.