Sobre las lecciones 5, 6 y 7 del Seminario 24



Seminario del Campo Freudiano de Torino

Intervención de Mercedes de Francisco del 17 de febrero de 2018

Gracias a Rosa Elena Manzetti y a todos por la invitación. Siempre es una alegría hacer este trabajo de lectura con vosotros. Frente al Seminario 24 que hoy nos ocupa, no puedo dejar de hablar de lo que me ha supuesto: me “he roto la cabeza” en estas semanas con estas tres lecciones, 5, 6 y 7. Las he leído varias veces, las he subrayado, he tomado notas, me fui al curso de orientación lacaniana “El ultimísimo Lacan” de Jacques-Alain Miller, donde dedica varias clases a desentrañar este Seminario.
La clase cinco es una lección que muestra la dificultad de Lacan con la trenza de cuatro cuerdas para dar cuenta del anudamiento de los registros Real, Simbólico e Imaginario. Además, quiere prescindir del plano, sabe que para transmitirlo tiene que volcarlo al plano, al papel y esto le parece un “hándicap” para dar cuenta de este anudamiento. Hace un esfuerzo para que sea espacial y manipula objetos. No puede conformarse con realizar los dibujos topológicos en la pizarra. Y está, de alguna manera, “obcecado” en mostrar el nudo en el espacio, en que prime la dimensión del volumen y no la del plano. Por eso habla de los tetraedros. Porque no logra con el cuatro, poder hacer la trenza, dice: “Estuve cuarenta y ocho horas haciéndola y no pude”. En esta clase, el intento de realizar un trenzado con cuatro cuerdas tiene que ver con el sinthoma. Mientras el nudo era Real, Simbólico e Imaginario con el trenzado de tres cuerdas se podía hacer el nudo, pero con el cuarto elemento que es el sinthoma no puede trenzarlo. Encuentra allí un obstáculo que no resuelve. A lo que apunta es a la cuestión del tetraedro. ¿Qué se puede hacer con el tetraedro? De alguna manera, hay algo del texto mismo que se resiste. Pero bueno, vamos a intentarlo. Lo que quiere mostrar, a lo que apunta, es que lo simbólico tiene que pasar por lo imaginario para tocar lo real, que hay una continuidad entre estos dos registros, Imaginario y Real. Se trata del cuerpo en relación a lo Real. Lo señala en esta clase, la única manera de acercarse a lo real es a través de lo Imaginario. No hay manera de que lo simbólico, solamente lo simbólico, pueda tocar lo real. Está en juego el imaginario que es la consistencia del cuerpo. Entonces, como viene diciendo en las clases anteriores, lo importante es la figura topológica del toro. Anteriormente la cuerda era con lo que Lacan hacía sus figuras topológicas, ahora es el toro. Pero, ¿por qué el toro? Porque el toro está caracterizado por el agujero, incluso llega a decir que el cuerpo es como un toro invertido con dos agujeros, la boca y el ano. Los objetos topológicos serían lo real que se le resiste a Lacan y toma un objeto topológico que esté imaginariamente lo más cerca del cuerpo por el hecho de tener dos agujeros. Incluso se pregunta por el agujero y después, afirma que el nudo ya no va a ser de cuerdas.

Miller dice sobre el Seminario XXIV que, por un lado, está toda la complejidad de la manipulación de los objetos topológicos y, por otro, Lacan habla más sencillo que nunca. Si os fijáis en las afirmaciones sobre el cuerpo y sobre la función del hablante las palabras que usa y la sintaxis son muy sencillas. Entonces, ¿qué podemos sacar de esta sencilla cuestión? Nos quedamos con que está el cuerpo. El cuerpo referido a lo imaginario. Hay una continuidad abierta entre lo real y lo imaginario Que después se va a anudar a lo simbólico. Esto nos puede dar una pista, por ejemplo, en relación a la psicosis. Porque en la psicosis es perfectamente posible que no se sepa dónde se detiene esta abertura. Para que este deslizamiento se detenga, es necesario lo simbólico. Pero digo esto y empiezo a dudar, porque en realidad Lacan según avanza plantea que lo simbólico es un delirio, que todos somos locos, puede ser que con ese anudamiento del Nombre-del-Padre, o no. Ayer, en la presentación de enfermos, la mujer joven con la que hablamos era un buen ejemplo de esta continuidad de lo real con lo imaginario. Y se veía que no era posible una metáfora. Lo traigo como ejemplo porque para esta mujer, lo importante era: ¿dónde podía detenerse? Y ha encontrado una fórmula, que no es la de los nudos, que son las letras y las cifras. Un intento con la cifra, un simbólico relativo, de detener este deslizamiento que produce efectos en su cuerpo. Las cifras son como pequeñas paradas y enganches para poder, de alguna manera, separarlos.

Justamente Lacan en esta figura número 5 de la clase 5, pone Real, Imaginario, Sinthoma y Simbólico. El sinthoma entre lo imaginario y lo simbólico. Aquí no hay anudamiento de lo simbólico y de lo real. Veis que lo simbólico y lo real están alejados, entre uno y otro está el registro imaginario que es el cuerpo y curiosamente el sinthoma entre lo imaginario y lo simbólico. Durante estos últimos años hemos hablado de un acontecimiento de cuerpo, de una palabra que afecta el cuerpo, algo que se siente en el cuerpo. Esto es lo simbólico en relación a lo imaginario. A este cuerpo que se toca, se anuda a través del sinthoma. Lo importante es constatar la distancia que hay de lo simbólico a lo real y en esta distancia lo que tenemos es lo imaginario y el shintoma. También es una indicación clínica. Sabemos que contamos con la palabra del analizante, y con ello, estamos muy alejados de lo real. Con este registro de la palabra, con este inconsciente estructurado come un lenguaje. Si leéis ahora Psicopatología de la vida cotidiana, después de haber trabajado esto en Lacan, encontráis cosas muy interesantes. Porque el mismo Freud dice que hay algo delirante en esto que está haciendo con los fenómenos de los equívocos. Porque de alguna manera todo hace signo, si uno se deja llevar, en este primer tiempo de Freud, es verdad que se va al infinito. ¿Qué encuentra Freud para frenar esto? El ombligo del sueño, de la represión originaria. Son fórmulas que Freud toma para poner un basta a este resbalón. Y es un resbalón inevitable. Por el hecho de hablar, esto ya está puesto en marcha.
En la clase 5, al final, termina diciendo cuál es la definición de cuerpo. Los cuerpos son producidos como apéndices de la vida. Somos unos puros apéndices de la vida. “è proprio quel che succede dal momento che i corpi sono prodotti ... solo come appendici della vita. Su cui Freud specula ...” Entonces, lo que se va encontrando, es este apéndice de la vida que es el cuerpo y lo real está suspendido en relación al cuerpo y el sinthoma también está enganchado al cuerpo y al simbólico. En este sentido, el intermediario entre el cuerpo imaginario y lo simbólico, es el sinthoma. No hay tampoco un anudamiento directo entre lo simbólico y el cuerpo, sino a través de este shinthoma. Para los seres humanos no hay otra manera más que sinthomática de estar en el lenguaje.

Bueno, esto es lo más importante con lo que nos podemos quedar de este capítulo.
Llegados hasta aquí surge la pregunta: ¿en qué punto tenemos que intervenir en la experiencia analítica? Y la única orientación para intervenir nos la da el sinthoma, pero que no conocemos, no se sabe, no hay saber sobre él.

El capítulo 6 es la intervención de Weill que dejo de lado por demasiado específica y que encontrarán en un apartado específico para el que esté interesado.

Nos vamos al capítulo 7, hay varias cosas importantes que Lacan plantea.
Primero le hace una interpretación a Weill. Le cuestiona que haya introducido a ese intruso, Bozet, en La carta robada y que haya hecho todo ese circuito en relación a las posiciones del saber. En su Escrito Lacan expone el recorrido que la carta realiza y que cada vez que uno la “detenta” se feminiza.
Lacan le señala a Didier que ha dejado afuera la cuestión de lo femenino, a la vez que está identificado a Bozef, y que a Bozef el único papel que podría corresponderle en La carta robada sería el de la reina. Aquí es donde Lacan va a hacer afirmaciones muy potentes, va a hablar del saber absoluto, no en relación a Hegel, sino el saber absoluto como el saber de lo real, el saber en lo real, y dirá que este saber en lo real no habla.
En la exposición de Weill el sujeto dice un mensaje, el rey devuelve a través del mensajero otro mensaje. Lacan dice: No, el saber absoluto de lo real no habla, y lo simbólico habla y cuando lo simbólico se pone en funcionamiento, solo sabe mentir.
A mi me parece que lo más apreciable de este capítulo es cuando Lacan cuenta una escena infantil con su hermana, con su hermana Manen, diminutivo de Madeleine.
Estaban jugando y ella pronuncia una frase. Lacan dice: “Ella no dice yo sé. Dice Manen sabe”.
¿Qué pasa con esto?
Introduce la tercera persona, no es un yo, es una tercera persona, eso se comprueba con los niños. Mi nieto, antes de poder empezar a manejar el yo y el tú se refería así a muchas cosas: “Leo come” (Leonardo es su nombre); él pronunciaba en tercera persona. Considero que Lacan quiere mostrar, con mucha sutileza, que esta escena con su hermana ha sido uno de los gérmenes de su enseñanza, de su buscar, de su relación con el saber. Miller al referirse a esta pasaje en su curso “El ultimísimo Lacan” en el capítulo Lo real no habla y en el anterior, Materialización, sugiere que esto tuvo que ver con el delirio de Lacan por la cuestión de lo femenino. Lacan plantea, en relación a este momento, que es como cuando se objetiva el inconsciente. Fijaos que el título del Seminario es Lo no sabido - aquí hay una negación del saber, hay un no saber - que sabe del une-bevue - que significa que hay una equivocación, es un juego con el Unbewusst, inconsciente en alemán. Entonces, Lo no sabido que sabe del inconsciente, s’aile a Mourre.
Es decir que hay algo del inconsciente que lo no sabido sabe y se trata del amor. ¿Dónde pone aquí este saber absoluto que no habla? Lo pone en Manen, en la mujer, en esa mujer.
Cuando dice “el saber en lo real”, dice que las cosas saben hacer.
La cuestión es que las cosas saben hacer, y esto lo pone del lado de la mujer. Pero es algo que plantea Miller: “el saber absoluto en lo real sabe comportarse”. Entonces Miller dice: la mujer sabe comportarse, Manen sabe comportarse, y los hombres no saben. Es en ese sentido que lee Miller esta afirmación del saber absoluto puesto en Manen.
Manen sabe, introduce la tercera persona y Lacan dice que hubiera sido demasiado si hubiera dicho yo sé.
¿Sabe como comportarse en qué?
Lo que pasa es que este saber comportarse real en las mujeres, está alejado de ellas, es decir, para la mujer resulta insoportable. Es un saber que no habla, no se puede nombrar, aunque es saber no es un saber simbólico, es un saber en lo real, es como que el real sabe comportarse. Es decir, no es un alegato a favor de un saber poseído por las mujeres, sino que es este lugar real, que Lacan ya atisba en el Seminario La angustia.
Entonces, ¿qué viene a decir ahí? ¿Por qué será que Lacan insistió tanto con que él estaba del lado femenino de la fórmula de la sexuación?
Creo que tiene que ver con este punto: todo lo que sea del orden de lo simbólico miente, es solo ese saber absoluto del real, del saber comportarse del real, lo que no miente. No miente, no porque sea más verdadero, porque entonces estaríamos ya en lo simbólico, sino porque no habla.
Por eso, en las cuestiones de la clínica, en la intervención del analista, es muy importante tener en cuenta esto, y no sé si incluso no se lo podría relacionar con lo que Lacan decía en los últimos seminarios, no recuerdo dónde, que lo que llama a la interpretación es el acting out.

En la primera época Lacan decía que el acting out se producía por una no intervención simbólica del analista, ahí estábamos oponiendo simbólico y acto. No ha habido la interpretación adecuada y entonces el paciente hace un acting out. En la última época de su enseñanza llega a decir que el síntoma es un funcionamiento y no llama a la interpretación, y lo que aparece come acting out es lo único que nos permite intervenir. Ejemplo de ello es el caso Dora. Lacan, señala que Dora llega con un acting-out, es la bofetada que le da al Sr. K, cuando este le dice que “su mujer no es nada para él”.
Hay algo en ese acto que la sobrepasa y que implica un saber en lo real. Esto me pareció un cambio de lectura del caso Dora muy importante por parte de Lacan.
Decíamos que el imaginario estaba anudado al sinthoma, el sinthoma a lo simbólico y dice que este sinthoma es un funcionamiento, y que lo real, el saber real, está en juego ahí.
Este saber comportarse de lo real, no hay nada que pueda venir a modificarlo y transformarlo en simbólico, abandona esa esperanza que él alumbró con el objeto a durante mucho tiempo, pues lo consideró como algo de lo real que había sido simbolizado. Pero aquí, cuando nos referíamos a ese saber absoluto, saber de lo real, saber comportarse, no hay semblante.
Por algo, en sus últimos trabajos, en sus últimos apuntes, se trata de saber hacer ahí.
Creo que la formulación de Lacan: “las mujeres pueden ser las mejores analistas o las peores”,
tiene que ver con esto. Yo creo que es un juego que él hace, no creo que las mujeres sean mejores o peores, incluso podemos ser mucho peores, pero lo que sí creo que está en juego es esto, porque ¿qué pasa con ese saber hacer ahí?
¿Con qué tiene que ver?
Con este significante de La mujer que falta en el Otro. Con eso que “no hay” tenemos que saber hacer ahí, es algo del orden de lo imposible. Entonces, ¿qué es lo que se va a poner en primer término?: el imposible y este comportarse de lo real es lo que tiene que ser la orientación de la escucha y de nuestra intervención.
¿Qué valor tendría aquí la interpretación, si lo simbólico miente?
Es de alguna manera hacer patente este comportamiento y lo qué pasó. ¿Qué funcionamiento el sujeto se dio frente a este comportarse de lo real?
Porque, ¿cuáles serían las palabras que podrían nombrar algo de este comportarse de lo real?
No hay aquí ni bien ni mal, no hay oscuro o claro, “buscamos el nudo en la oscuridad”.
Es el azar sin ley, porque es un saber comportarse donde no hay ningún juicio; está, eso fue. Considero que hay algo de esto, cuando él dice: “pasar a una consciencia, objetivar el inconsciente”. Es, en realidad, algo que planteamos sobre el final del análisis: desabonarse del inconsciente es esto. Es “no hay”, y todo lo que venga sobre eso que nos tocó, es mentiroso. Y en todo caso podemos hacer lo que hablábamos ayer con Rosa Elena, podemos apuntar a la letra, el litoral, la letra como litoral, margen entre la palabra mentirosa y el real mudo.

Mercedes de Francisco
Torino 17 de febrero de 2018